GUÁJAR o GUÁJARAS, vocablo al que se atribuye el significado de ‘fragosidad, lo más áspero de una sierra’, es nombre de una pequeña comarca de la Sierra de Motril y de varios pueblos en ella comprendidos; no consta que sea realmente nombre común; origen incierto.

1.ª doc.: Acad. 1869, no 1843.

La Acad. es la única fuente que puede indicarse para este vocablo, que no figura en glosarios dialectales. En dicha ed. se lee: «guájar com., y más generalmente guájaras pl. f.: fragosidad, lo más áspero de una sierra; es voz árabe y geográfica». En realidad, lo único que consta es que hay un pueblo en el partido de Motril llamado Fondón de las Guájaras (o Guájar-Fondón)1, por cuyo término pasa un río llamado del Fuerte de las Guájaras, y contiguos a él hay otros dos pueblos llamados Guájar Alto y Guájar Faragüit. Todos ellos se encuentran en la parte más fragosa de la Sierra de Motril; pero claro está que este hecho no prueba por sí solo que el vocablo signifique fragosidad. La etimología ár. wázar ‘monte inaccesible que sirve de refugio’, propuesta por la Acad. en 1884 y borrada en ediciones posteriores, es también problemática. La alteración de la z en j castellana no es normal, y es difícil de concebir no habiendo vocales palatales en el vocablo; sería preciso suponer algún influjo externo o alguna anomalía en la trasmisión, que no sabríamos cómo apoyar; por otra parte, wázar, aunque documentado en este sentido en diccionarios clásicos del árabe (Freytag cita el Qamûs y al ?auharí), y procedente de una raíz conocida (‘llevar’, de donde ‘ocultar’, pasando quizá por ‘soportar’; de ahí wazîr ‘encargado’ > ‘ministro’), parece ser ajeno, en el sentido que nos interesa, al árabe vulgar (Dozy, Beaussier, Fagnan). Lo probable es que Guájar y Guájara sean de por sí nombres propios de lugar, y que el primero se aplicara conjuntamente a tres pueblos vecinos, según sucede en tantas partes, distinguidos después por medio de determinativos; un académico andaluz o un erudito local les atribuiría valor apelativo.

En cuanto al origen del nombre propio, lo único que puede afirmarse es que pertenece al grupo de topónimos provistos de la terminación átona -ar, tan numeroso en el Oriente andaluz; gran parte de ellos son de origen prerromano, mientras en otros la terminación -´ar se agregó a un radical latino, arábigo o de otra procedencia (p. ej. Mojácar viene de un arabismo Moxaca, comp. el gentilicio mojaquero); en nuestro caso la inicial gȮ- sugiere procedencia arábiga, pero no faltan otras posibilidades.

Asín, Contrib. a la Toponimia Ár. de Esp., propone partir del ár. waǤâr «talud, tajo». Belot registra, en efecto, wiǤâr y waǤâr en el sentido de «berge élevée d’un torrent», pero no hallo confirmación en otras fuentes (Dozy, Kazimirski, Fagnan, Lerchundi, Boissier); más conocida es otra ac. de la misma palabra «repaire, retraite des animaux malfaisants, des voleurs, des brigands» (Bocthor), wiǤâr «antrum» (R. Martí), junto al cual los dicc. clásicos dan waǤr «grotte, caverne dans une montagne». De este último (no de waǤâr) podría salir fonéticamente Guájar.

Nada tendrá que ver con nuestro vocablo el arg. guájara, que en la Rioja significa ‘la especie más grande de cóndores’2, y será de procedencia aborigen americana (no quichua, por la acentuación, a no ser que la -a sea agregada; falta en Lizondo); hay población llamada Guaja en la misma provincia de la Argentina.

1 Ya llamado Guájara el Fondón en doc. de 1492 (Simonet, p. 221). Las Guájaras Altas y Las Guájaras Baxas ya se nombran en Pérez de Hita, ed. Blanchard I, 22.―

2 A. Franco, en La Nación de B. A., 14-XII-1941.